Viaje delicioso y prohibido hacia el placer
“Me acuerdo de ese primer día que viajaba en el colectivo hasta levitar, lugar de nuestro primer encuentro, y pensaba con bastante ansiedad con que me iba a encontrar cuando llegara. “¿Será real…” mientras miraba una rubia hermosa sentada tranquilamente cerca de donde yo estaba “… que se puede aprender a volar tan alto?”
Un tiempo antes de dar con el curso ya había empezado a leer sobre seducción. Que hubiera gente que se dedicara a aprender y realmente dominara el arte del levante me parecía tan alucinante como irreal. Porque contrariaba una realidad que me negaba a aceptar pero que golpeaba fuerte en mi cara: ellas brillaban alto en el cielo y yo las contemplaba desde abajo.
Es inexplicable lo que vivís en esos 2 meses. Ninguna otra experiencia se le parece. Y lo que me resulta aún más increíble es que no recuerdo en que momento empecé a volar pero ahora me resulta muy difícil pensar que la vida pueda ser de otra manera. Me acostumbré a estar rodeado de ellas y a disfrutar besos y caricias. El juego se mete en uno hasta tal punto que me sorprendí a mi mismo hablando con hermosas desconocidas con tanta naturalidad y confianza sin prácticamente darme cuenta de lo que hacía.
Piénsenlo bien antes de tomar una decisión. Puede que después tengan más mujeres de las que pueden humanamente satisfacer y tengan que decirles que NO. Corren el riesgo de volverse altamente adictivos para las féminas.
Para todos los que estén leyendo, yo quiero decirles que sentí exactamente lo mismo que están sintiendo ustedes ahora. No les puedo decir que esto es real porque aún ni yo lo creo. Tantas cosas cambiaron en este corto período de tiempo que tengo miedo de despertarme y que esto solo haya sido un sueño. Simplemente restar decirles que las montones de excusas y razones que puedan pensar que existen para resignarse apenas si las llego a ver desde mi nueva perspectiva. No hay razón para no aprender a volar. Superado el vértigo inicial solo queda un viaje delicioso y prohibido hacia los horizontes del placer.”.
Marko – 29 años